La Transferencia de Conocimiento y Tecnología entre los sistemas de ciencia y el sector económico, principalmente la industria; es clave para el desarrollo de un país. Se trata de optimizar las inversiones que se dedican al desarrollo científico, y de conseguir que las capacidades propias en creación de conocimiento se traduzcan en soberanía y capacidad de decisión, que permitan un desarrollo social y económico no excesivamente dependiente de situaciones sobrevenidas o ajenas a las verdaderas necesidades del ciudadano. Si este ciclo de realimentación (ciencia-tecnología-industria-sociedad-ciencia) no se establece, el sistema general carecerá de recursos y tenderá a sobrevivir de manera precaria en el mejor de los casos.

Sistematizar ese proceso de transferencia no es fácil. Las innovaciones diferenciales se producen, en muchas ocasiones, en el terreno de lo no previsto (los cisnes negros), pero estos fenómenos aparecen más fácilmente en entornos que acogen, valoran y apoyan la creatividad a partir de la ciencia básica. Disponer de estructuras y modelos que promocionen la rápida y eficaz transformación del conocimiento científico en aplicaciones concretas que la sociedad valore se revela, por tanto, como de gran importancia.

A exponer diversos modelos, buenas prácticas y experiencias positivas en el ámbito de la transferencia se dedica esta Innocharla, con el ánimo de aportar inspiración en esta apasionante y necesaria tarea.